1. Cuando se tiene una empresa estatal, los contribuyentes son
los inversores indirectos, sin embargo también son los beneficiarios, una
empresa con mucha rentabilidad tendría a su vez que generar utilidades que en
éste caso se destinarían al cien por ciento en infraestructura o servicios de
gobierno. En el caso de una empresa privada no existe tal caso, ya que las
utilidades se las llevan los accionistas, dicho dinero servirá para generar
flujo en otro país, no en el nuestro.
2. Una empresa multinacional invierte en un país con el objetivo de entrar al
mercado de dicho país, pero hoy podemos observar que también lo hacen para
abaratar sus costos de maquila o de servicios remotos. En mi caso personal,
trabajo ofreciendo servicios de diseño de redes a operadoras de Estados Unidos,
tengo dicho empleo porque contratar un ingeniero en USA que haga lo mismo que yo
es más del doble de caro. Gracias a ésto su servidor tiene un empleo, sin
embargo le estoy quitando empleo a alguien más. Lo mismo pasa cuando una empresa
estadounidense o incluso mexicana se traslada a China o India para realizar sus
operaciones de una manera mucho más barata (y con leyes laborales bastante
borrosas.
3. Una empresa paraestatal debería funcionar perfectamente como una empresa
cualquiera, con estructuras y áreas muy similares a las privadas, normalmente se
quiere hacer creer que una empresa paraestatal es inoperante de nacimiento. En
mi caso particular, tuve la oportunidad de trabajar en plataforma petrolera y
pude constatar que el efecto de hacer de PEMEX una empresa con grandes
deficiencias, es un ejercicio (el cual se hizo también con TELMEX y
Ferrocarriles Mexicanos) que intenta privatizarla argumentando falta de
recursos.
No se está en contra de la inversión extranjera, considero que la iniciativa
privada nacional e internacional debería tomar a México como una oportunidad de
desarrollo, de crecimiento para que también dichas empresas crezcan en conjunto
con el país, sin embargo normalmente se puede constatar que las empresas
extranjeras no están interesadas en el crecimiento conjunto sino en buscar la
manera más barata de producción que aumente sus utilidades pero que no sea
recíproco.
Las empresas tanto nacionales como internacionales que operan en México,
órgano principal de nuestra sociedad, necesitan aumentar sus estándares éticos y
también replantearse que ganarían más invirtiendo en nuestro país de manera
responsable y planificada.
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