Mucho se ha
hablado sobre el casi inminente presidente electo salido de las filas del PRI, el partido existente con descendencia más
antigua de México (Nace en 1946, pero sus orígenes se remontan con el corporativista
PNR de Calles/Morrow en 1929, por nombre es el segundo partido más antiguo, el
PAN nació en 1939)
Peña Nieto, en lo personal, no es una persona
memorable en su historial político, no existe un hecho político positivo que lo
haya marcado como “sobresaliente”. Podríamos decir que Enrique Peña Nieto no es
en sí una persona que produzca miedo, o tenga la audacia para “robar” o “asestar”
un golpe a la ya muy frágil estabilidad del Estado Mexicano.
Lo que sí
produce miedo, es todo lo que gira alrededor de él, o podríamos decir, el ente
donde EPN gira y recibe órdenes, a sabiendas de que EPN no es capaz ni siquiera
de dar un discurso convincente por él mismo, mucho menos ser audaz y
escurridizo en alguna conversación incómoda (no ha aprendido nada de Manlio
Fabio), su carácter hace más garante la terrible sospecha de un presidente
impuesto, no solo por la televisión, sino por mafias que por ahora no podemos
desenmascarar en su totalidad.
AMLO en el
primer debate, recordó el nombre maldito “Santa Anna”, a mi parecer fue un
acierto que la gran mayoría de los periodistas ignorantes descalificaron.
Cabe
recordar quién fue Santa Anna, aquél presidente electo, que no sabía escribir
(Al menos EPN sabe firmar), aquél pata de palo que solo le interesaba cazar
mulatas de su hacienda Manga de Clavo, impuesto en una alianza USA/Iglesia para
garantizar el “democrático” saqueo de México.
Fue Santa
Anna quien Desterró a Juárez y a Ocampo, fue Santa Anna quien dificultó la titánica
misión de Valentín Gómez Farías de rescatar la poca dignidad que quedaba en
nuestro pueblo.
Así veo a
Enrique, un personaje que aún no sabe cómo ha llegado, y estoy casi seguro, que
ni siquiera sabe quién lo ha puesto, mucho menos para qué. Nadie, con un
pequeño concepto de sensibilidad política ha festejado su victoria.
Al final a
Enrique solo le interesará pasar de largo su sexenio, e irse “desterrado” a algún
lugar cosmopolita del orbe, como todos los grandes traidores de la patria, su
discurso lo delata.
Recién
confirmó que no habrá mayores cambios en la estrategia de la “guerra” contra el
narcotráfico, sumamente contradictorio a su discurso electoral; tampoco ha
puesto sobre la mesa el discurso total de la iniciativa privada dentro de PEMEX,
ignorando por cierto el terrible caso del “corralito” argentino.
Tampoco ha
confirmado la estrategia a seguir en el sector educativo (Elba Esther, ¿se
queda o se va?), Laptops gratis con cargos de más al erario intentando ocultar (como
lo intentó en el Estado de México) documentos "estorbosos" ante el IFAI y un
SNTE más fuerte (y manipulador) que nunca.
¿Alguien le
ha preguntado a Mr. EPN cómo acabará con el hambre?, México no es Miami, no es
el restaurante Wiston Churchill, la vida de los mexicanos no es la vida de
Palazuelos o Luis Miguel.
Esto es el
principio, del jóven de Atlacomulco. Dios nos ampare.
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